La magia de San Miguel de Allende se convirtió en el escenario perfecto para una historia de amor internacional, donde las raíces mexicanas se fusionaron con el amor de Sarah y Will. Escogieron la majestuosa Hacienda Santa Ana como el lugar para su boda, un sitio que no solo ofreció belleza y encanto, sino también un toque único de tradición y cultura mexicana que marcó cada detalle de su celebración.

El amor de esta pareja comenzó a brillar con fuerza desde el día anterior, cuando sus seres queridos se reunieron en una cena íntima. En ese emotivo encuentro, los padres de los novios, con palabras llenas de gratitud y emoción, dieron la bienvenida a los presentes, dando inicio a una celebración que prometía ser inolvidable. La calidez y la conexión familiar estuvieron presentes desde el primer momento, creando un ambiente lleno de amor y complicidad.

Acompáñanos a revivir un poco de ese mágico fin de semana con este video por Peppermint Wedding Films, quienes capturaron a la perfección la esencia de lo que se vivió en la boda de Sarah y Will. Así que si aún estás en búsqueda de tu videógrafo de boda, conoce más de su trabajo aquí.

El gran día de su boda comenzó con un encuentro muy especial: la novia, radiante en su vestido, tuvo un emotivo momento con su padre, donde las lágrimas de emoción fluyeron como símbolo de una vida compartida y el paso a una nueva etapa. El novio, por su parte, también vivió un momento lleno de nervios y alegría, al encontrarse con su amada antes de dar el gran sí.
La ceremonia, celebrada al aire libre bajo el cielo azul de San Miguel de Allende, fue un reflejo de su amor auténtico. Al son de un suave viento y rodeados de seres queridos, los novios se comprometieron en un vínculo que trasciende fronteras, en un espacio lleno de flores, risas y miradas cómplices. Y así, con una sonrisa que lo decía todo, anunciaron por primera vez al mundo: Mr. y Mrs. Ridlling.

Con el corazón lleno de emoción, los invitados fueron sorprendidos por un cocktail y banquete lleno de colores y sabores mexicanos. Deliciosos cócteles y un ambiente relajado brindaron la oportunidad de felicitar a los nuevos esposos.

Cuando la noche cayó, la verdadera fiesta comenzó. La energía en el aire era palpable, con los invitados disfrutando de una celebración llena de ritmo, risas y, por supuesto, tequila. Los brindis no pararon, y el ambiente se llenó de música, baile y alegría Y como gran final, el cielo de San Miguel de Allende se iluminó con un espectáculo de fuegos artificiales, un cierre espectacular para una noche que nunca será olvidada. La magia del momento, la música, el tequila y los fuegos crearon una atmósfera única que marcó el comienzo de una nueva etapa para Sarah y Will, rodeados de amor y rodeados de quienes los acompañan en este hermoso viaje.